miércoles, marzo 11, 2015

25

En este cuarto de siglo...

...sigo haciendo caras frente al espejo,
como cuando tenía 5.
A veces le tiro besos;
a veces inflo los cachetes;
a veces juego a ser un monstruito.

...sigo leyendo
"libros de chicos"
con la fascinación de los 6 años.
Y también "libros de grandes":
me gustan los que no me dejan dejarlos;
los de poesía;
los que son terribles y me producen gritos y llantos y alegría.

Sobre eso, también sigo llorando.
Lloro mirando películas; leyendo libros.
Lloro de bronca, de alegría y de tristeza.
A veces también lloro de enojo.
Lloro a falta de palabras,
como de recién nacida.
También lloro de emoción.
Soy literalmente una llorona.

...además, sigo jugando.
Solo que ahora también construyo juegos
y los comparto.
Juego y me río. Juego y me enojo. Juego y me caliento.
Juego juegos de chicos, de grandes, de pareja.
Soy pésima ganadora y también pésima perdedora.
Aplico al 100% lo de "lo importante es competir"...

...también sigo siendo bisexual, como a los 12.
Pero ahora no me pregunto
si es una etapa...
si le pasará a todas las chicas.

...sigo igual de cabrona que siempre.
Lamento decir que eso no ha cambiado.
Pero...estoy tratando, ok?

...sigo siendo feminista y anti racista, como a los 10.
Quizás ahora con un poco más de conciencia
(o quizás no),
con más argumentos.
También con más preconceptos
y aprendizajes sociales por deconstruir.

...sigo bailando.
Amé la danza, la odié.
Me indigné, la critiqué.
La abandoné y la abracé de nuevo.
Me apasioné, volví a amarla.
Y seguimos con esa lucha todos los días.

...sigo quedándome colgada mirando por la ventana
del colectivo...
como cuando a los 6, 7, 8, 11, 12...
íbamos en el micro de Don Antonio.

...También sigo esperando descubrir un día
que soy una bruja.
Ya descarté Hogwarts a los 11,
ya descarté que hubiera un mundo paralelo en mi armario a los 16.
Pero siempre aparecen opciones nuevas.
Y es que magia hay en todos lados, no?

...sigo enfermándome muy seguido,
como a los 15.
Sigo odiando a los médicos.

...sigo queriendo ser maestra, como a los 5.
Ahora es un poco más fácil,
con el título y todo eso.
Entonces lo que sigo queriendo es
ser maestra,
más allá de lo formal, como el título.

...sigo queriendo;
y sigo queriendo confiar.
Ahora recibo más mimos
que antes.

Sigo riéndome. Sigo enamorándome. Sigo llorando y gritando. Sigo bailando. Sigo desorientándome y desestabilizándome de a ratos. Sigo buscando ser feliz. Sigo necesitando que me quieran. Sigo queriendo ayudar a todo el mundo. Sigo dejando que me lastimen. Sigo siendo exigente y detallista. Sigo estresada. Sigo contenta. Sigo haciendo lo que me gusta. Sigo, sigo, sigo...

Así que sí,
feliz cumple para mí...

No hay comentarios:

Publicar un comentario